La receta para ser feliz el tema de temas
El día de hoy hablaremos de la receta para ser feliz. Este es uno de los temas de más interés que se pueden encontrar en todo internet y en la literatura. Encontramos por todos lados a quien vende la receta infalible para ser feliz.
Este es uno de los temas que más vende libros, cursos, videos en redes sociales, etcétera. Cuando tú vendes algo que parece milagroso, pero no existe, tendrás millones de compradores ávidos de comprar el producto. Quizás tarde se den cuenta de que la receta o no funciona, no es aplicable a ellos, la están aplicando mal o es una charlatanería. También puede ser que se convenzan de que funciona, logrando un efecto placebo a corto plazo. Si alguien tiene muchísima suerte, la receta será aplicable en un alto porcentaje para él.
Los títulos de libros abundan de todos los colores y sabores. Títulos como: Innovación emocional, “por qué peleo con mi hijo”, “camino hacia la felicidad” e infinidad de nombres creativos y no tan creativos. El tema en esencia es el mismo. Una persona que encontró la receta para ser feliz y escribe el libro o da la conferencia para compartirlo con otros. Difícilmente el libro será gratuito, la conferencia quizás sí, pero si quieres estar en el grupo Premium, probablemente te cueste 200 dólares, o quizás más.
El problema de fondo de la receta para ser feliz
El problema de fondo de toda esta bibliografía, conferencia o curso online es el mismo. Son la conclusión de una persona que mira la vida desde el sitio en el que está parado. Todo desde su propia visión del mundo, cree que encontró la receta para ser feliz. Rodeado de un sistema familiar y social distinto al del lector o asistente a su curso. Con unos padres distintos, clase social distinta, escuela distinta, genética distinta y comunidad distinta. En fin, un proceso de vida muchas veces diametralmente opuesto al de sus lectores.
Algo a tomar en cuenta también es que esta persona asegura que su método le ha funcionado, pero es algo que tampoco podemos asegurar. Supongamos que el método le ha funcionado a él al 100%. Pero no por eso, su método les funcionará a sus lectores o a los que asisten a su conferencia. La vida no es una receta de cocina, porque cada uno de nosotros tenemos ingredientes distintos.
Un libro, por ejemplo, “¿por qué peleo con mi hijo? La persona que escribe el libro intelectualiza su visión de los problemas que ha tenido con sus hijos y les da una explicación. Pero es ¡su explicación! de ¡su situación! Esto es creer que las personas que leen su libro fueron creadas en serie como ella. Entonces en el libro leerán una serie de recetas que no van a respetar sus propias ideas, sus contextos y su ecología familiar. Lo más común es que las vidas de los lectores son muy distintas a las de los autores. Hay cosas que en verdad sirven de poco y tenemos que cambiar. Pero también hay cosas que algunos creen, que no sirven, pero pueden servir demasiado. La fe religiosa y hasta un supuesto defeco.
Recetas que terminan siendo desafortunadas
¡Necesitas abrazar a la gente para ser feliz! ¡necesitas decirle a la gente que la quieres! Al autor del libro le parece que abrazar y decir que quieres a alguien, es la receta de la felicidad. Ese autor tiene una ecología familiar, amistades y muchos elementos distintos a los que tiene su lector. Después tenemos a personas abrazando a todo mundo e incomodando a medio mundo. Mientras algunas personas no hallarán la manera de expresarle que no se sienten a gusto con el contacto físico. Tendremos a personas diciéndole a todo el mundo que lo quieren y por ende incomodando a medio mundo. Algunos se sentirán contentos de escucharlo, otros no. Estas personas no sabrán identificar entre “querer”, apreciar, “amar” y tampoco sabrán identificar que hay personas que no quieren escuchar eso de su boca, simplemente.
La mayoría de esa literatura, cursos o conferencias, son ideología o experiencias totalmente personales del autor. Cuando son ideología, son peores, porque no tienen contacto con la experiencia científica. La ideología se aleja del método experimental y tienes que creer en ella como dogma mediante el adoctrinamiento. Mientras que la experiencia del autor quizás es experimental, pero es aplicable para él.
Un caso de una receta ideológica
Recuerdo que asistieron al consultorio unos padres con su hijo de 3 años. El niño no se pudo quedar viendo una película infantil, ni quiso jugar con su tablet. El padre se tuvo que quedar con él mientras entrevistaba a la mamá. Me contó nuestra recepcionista que el padre solo seguía al niño por la casa sin limitarlo. Les baje un balón de fútbol para que jugaran, pero en cambio tomaron un balón de colección firmado por jugadores profesionales. Su hijo pudo abrir hasta nuestro refrigerador y el padre sólo lo acompañaba.
La siguiente sesión le dije al papá lo que había visto mi recepcionista. Le pregunté porque sólo seguía al niño sin marcarle límites y que incluso pudo abrir nuestro refrigerador. Enseguida volteo a ver a su esposa y me dijo que fue a petición de ella. Resulta que su esposa leyó un libro con una ideología basada en “acompañar al niño solamente” y nunca reprenderlo ni limitarlo. La ciencia ha demostrado que la permisividad provoca niños impulsivos, rebeldes, sin rumbo, dominantes y agresivos. Toda la sesión el niño los estuvo golpeando. Su hijo encajaba con la ciencia y no tenía la capacidad de dejarse dominar por una ideología.
El por qué no puede haber recetas
Lo mismo pasa con la receta para ser feliz. No hay una ciencia que te de una receta infalible. Por eso muchas veces predominan las ideologías. Como la receta no existe, muchas veces venden ideas raras o radicales. Entonces muchas veces, si no funcionan es por qué, por ejemplo, no pensaste tan positivo como deberías. En la ideología el problema eres tú que no encajas y no la ideología.
Para definir con precisión que no hay fórmulas o recetas infalibles vamos a partir de preceptos básicos. No hay dos seres humanos que sean iguales, ni siquiera los hermanos que viven en una misma casa. No me he topado en el consultorio con dos personas que sean iguales. Muchos problemas que vemos en el consultorio tienen una misma consecuencia, pero se llegó de maneras diversas a ella. Entonces, la manera de resolver el problema, no puede ser el mismo.
Hay herramientas eso sí, pero no hay recetas infalibles. Por eso la gente anda buscando comprar lo que no existe. Si existiera no se venderían tantos métodos que aseguran ser infalibles, habría dos o tres. Las recetas infalibles tienen de viejas lo que el mundo. Siempre habrá quien las compre, por eso siempre habrá quien las venda y quien se decepcione o crea falsamente que le funcionó.
Lo genial, por ejemplo, de la terapia sistémica que es con la que trabajos en TIP Psicólogos es que la terapia se adapta a la persona, no la persona a la terapia. No se pierde el tiempo en vender un marco teórico a la persona durante 5 o 6 sesiones. Simplemente lo que se aprovecha es conocer lo mejor que se pueda su sistema familiar, su sistema de valores y partiendo de ahí ayudarle a encontrar su camino.
Un ejemplo práctico para no escribir un libro
Voy a darles un ejemplo práctico de diferencias individuales. Recuerdo que cuando tenía 7 años reprobé segundo de primaria. Llorando entre las cobijas escuche a una tía hablar con mi mamá. Le dijo que yo no nací para estudiar, que hay quienes son burritos de carga y ni modo. Ese día se gestó mi cambio. Le pedí a mi primo el estudioso que me enseñara las materias que se me dificultaban. Comencé a sentarme cerca del pizarrón y a participar en clase. El siguiente segundo lo pase con 9, tercero con 8.5 y ya en quinto de primaria era el estudiante más destacado del salón.
A mí me gustaba mucho jugar fútbol. Para no hacérselas larga, fui a hacer una prueba a un equipo profesional. En el primer partido metí 3 goles. Pero el siguiente me llevé los zapatos de la suerte que no encontraba y no tenían taquetes. Me estuve cayendo todo el partido y no mostré el nivel del primer partido. Me caí mentalmente 2 años y entre los partidos siempre me decía a mí mismo “¿Por qué sigues jugando si juegas tan mal? Hasta que un día un compañero me dijo ¿Por qué juegas si eres tan malo? Y se echó una carcajada. 6 meses después ya era mejor de lo que había sido antes.
Esto no quiere decir que tenga que escribir un libro “el secreto de como levantarte” y que sea, que la gente se burle, te menosprecie o te ofenda. Simplemente, de manera retorcida, jajaja, mi mente funciona así. Si intentas motivar a un chico cuya mente no funciona como la mía, puedes fulminarlo y hacerlo que se retire de la escuela o del fútbol. A veces es fruto del ego decir que se encontró la receta para ser feliz.
La terapia sistémica una solución a la medida
En una terapia psicológica sistémica el psicólogo te ayuda a encontrar el camino y las herramientas que sean más probables que te funcionen a ti. Herramientas que posiblemente no le funcionen a tu hermano, por ejemplo. En la terapia no te tienes que moldear a la teoría del psicólogo o la corriente psicológica. El psicólogo probablemente piense muy distinto a ti, pero él se adaptará a tu marco de referencia para ayudarte a funcionar. En este caso, es casi seguro que la receta que a ti te va hacer vivir feliz o lo más plenamente posible, no sea la misma que a otro cliente que tenga incluso un síntoma igual.
Así como hay personas que les gusta la música ranchera, también hay quienes aman el reggaetón. Así como hay quienes estudiaron medicina, hay otros que si ven una gota de sangre se desmayan. Así mismo cada persona es distinta a la otra. La receta para ser feliz seguirá vendiéndose y comprándose. Generará millones de dólares en literatura, en redes sociales y conferencias. Sin embargo, hay muchas recetas y cada persona tiene que encontrar la suya. El psicólogo puede ayudarte, pero ni el podrá si tú no haces las tareas, ni cumples las asesorías. Así que, deja de buscar la receta única y descubre cuál es tu camino, tu estilo único e irrepetible.
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